Los enemigos lejanos y cercanos de la Compasión Fiera por el Dr. C. Germer

El reto de justicia social no es para los pusilánimes. Ahora más que nunca, estamos obligados a reconocer nuestra propia complicidad en los sistemas de opresión, así como a afirmar nuestra agencia individual para lograr un mundo mejor. La acción comprometida de muchas personas eventualmente se convertirá en una fuerza poderosa para el cambio sistémico. Y, sin embargo, muchos de nosotros lidiamos con algunas preguntas básicas: "¿qué puedo hacer?" "¿Qué tengo que hacer?"

Después de las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016, gran parte de la vida norteamericana se ha politizado. Los trabajadores blancos subempleados encontraron una voz en el nuevo presidente, pero el comportamiento depredador de hombres poderosos también condujo al nacimiento del movimiento #MeToo. Desde entonces, llegó la pandemia de coronavirus y, tras el asesinato de George Floyd, el movimiento #BlackLivesMatter se revitalizó. Los estadounidenses han tomado las calles con una participación sin precedentes. La combinación de la pandemia de COVID-19 y las protestas por la justicia racial ha revelado desigualdades sociales como nunca. Los debates sobre la “opresión sistémica” suelen aparecer en los principales medios de comunicación. La conciencia sobre el racismo también está creciendo en todo el mundo, junto con el compromiso de erradicar esta “segunda pandemia”. Estos tiempos exigen una compasión fiera. 

La primera versión de este ensayo se publicó originalmente en noviembre de 2018 y contribuyeron varios profesores de MSC, en particular, Kristin Neff, Hilde Steinhauser, Regula Saner, Susie Fairchild y Aimee Eckhardt. Lo actualicé para reflejar el clima social y político actual, especialmente en los Estados Unidos, así como para profundizar en lo que constituye una acción compasiva. Es mi sincero deseo que las ideas presentadas a continuación ayuden a los lectores de todas partes del mundo a participar en acciones compasivas para el cambio sistémico.

¿QUÉ ES LA COMPASIÓN FIERA?

En todo el mundo, la compasión se asocia generalmente con el aspecto “yin” o nutritivo de la compasión. El aspecto “yin” se refiere a “estar con” otra persona, especialmente consolando, conectando y validando el dolor de ese ser. Pero esta no es la única expresión de compasión. Por ejemplo, ¿acaso es menos compasivo que un bombero corra hacia un edificio en llamas para salvar a una persona atrapada? Seguramente no. Actuar es el lado "yang" de la compasión, especialmente proteger a los demás, dar soporte a los más necesitados y motivarse unos a otros para hacer lo correcto, incluso aunque sea difícil.

 

A veces, la compasión yang debe ser fiera, como señala Kristin Neff en su ensayo sobre este tema dentro del contexto de la autocompasión. La expresión “compasión fiera” incluye cualidades de fuerza, coraje y empoderamiento que son necesarias para enfrentar la injusticia social y cambiarla. La compasión fiera también suele contener un elemento de ira. Una buena metáfora de la compasión fiera es el comportamiento de una mamá oso cuando su cachorro se ve amenazado. El aspecto del enfado puede ser confuso para las personas que normalmente asocian la compasión con la calidez y la ternura. Sin embargo, aprender a controlar el enfado es una parte importante de la compasión fiera. Si suprimimos nuestra ira, es probable que perdamos nuestra capacidad de decir la verdad a los “todopoderosos” o de tomar medidas positivas. Por el contrario, dejar que nuestro enfado se descontrole puede causar un daño irreparable a uno mismo y a los demás.

Es fácil inventar excusas para tratar de justificar un comportamiento dañino en nombre de la compasión fiera. Por ejemplo, podemos pensar que maldecir a alguien que ha insultado a un ser querido es una protección y, por lo tanto, una compasión fiera. Sin embargo, eso no es compasión, sino venganza. O en el campo de la justicia social, podríamos pensar que destruir la propiedad de terceros (ajenos a la injusticia) sería una forma válida de protesta cuando estamos llenos de ira. Esta rabia reprimida puede ser comprensible, señaló Martin Luther King: "Los disturbios son el lenguaje de los que no son escuchados", sin embargo, los altercados no son compasión fiera e inevitablemente engendran más violencia.

¿CÓMO SABEMOS CUANDO ACTUAMOS CON COMPASIÓN FIERA?

Una exploración de los enemigos cercanos y lejanos de la compasión fiera nos podría ayudar. “Enemigos cercanos” y “enemigos lejanos” son términos budistas que generalmente se aplican a los Brahmaviharas, o los Cuatro Inconmensurables: bondad amorosa, compasión, alegría compartida y ecuanimidad. Los enemigos cercanos son estados que parecen similares a la cualidad deseada pero que en realidad la socavan. Los enemigos lejanos son lo contrario de lo que estamos tratando de cultivar. Por ejemplo, un enemigo cercano de la bondad amorosa es el sentimentalismo, porque es similar pero muy diferente. Un enemigo lejano de la bondad amorosa es la mala voluntad, lo opuesto a la amabilidad. De manera similar, un enemigo cercano de la compasión es la lástima y un enemigo lejano es la crueldad. Comprender estas diferencias, especialmente con los enemigos cercanos, ayuda a los practicantes a cultivar la compasión en sus pensamientos, palabras y acciones. En este ensayo, aplicaremos el concepto de enemigos cercanos y lejanos a la compasión fiera, especialmente en lo que respecta a los tres componentes de la compasión articulados por la dra. Kristin: mindfulness (atención plena), humanidad compartida y bondad.  El enfoque de este ensayo también está en la compasión por los demás más que en la autocompasión.

ENEMIGOS LEJANOS DE LA COMPASIÓN FIERA

1. REACTIVIDAD EMOCIONAL (VERSUS MINDFULNESS)

La atención plena o mindfulness es el primer componente de la compasión. Mindfulness es la conciencia de la experiencia del momento presente. Es el primer paso hacia la compasión porque necesitamos saber que una persona está sufriendo para poder responder con compasión. Lo contrario de la atención plena, o el enemigo lejano de mindfulness, es la reactividad emocional: cuando somos secuestrados por nuestras emociones, como la ira, el miedo o la desesperación, y perdemos de vista a los demás. Cuando vemos que una persona es tratada injustamente y el enfado comienza a recorrer nuestro cuerpo, es fácil quedar atrapado por esa emoción. Necesitamos mucha conciencia para elegir cómo vamos a responder, en lugar de simplemente reaccionar.

Cuando el enfado se atempera con la atención plena, ¿sigue siendo el mismo enfado? Probablemente no del todo. En su ensayo titulado “¿Estaba enojado Gandhi?”, Stephanie Van Hook (2015) cita a Mahatma Gandhi (Young India, 1 de octubre de 1931) diciendo: “No es que yo sea incapaz de enojarme, por ejemplo; pero casi en todas las ocasiones logro mantener mis sentimientos bajo control.” En este comentario, Gandhi no estaba diciendo que reprimiera sus emociones, simplemente no estaba controlado por ellas. Gandhi aprovechó la energía de la ira en su movimiento de desobediencia civil no violenta y liberó a su país de la opresión. Eso es compasión fiera.

2. DEMONIZAR (VERSUS HUMANIDAD COMPARTIDA)

La humanidad compartida implica el reconocimiento de que todos sufrimos, todos deseamos ser felices y todos estamos interconectados. Cuando imaginamos que somos moralmente superiores a otras personas, nos desconectamos sutilmente. Este es el proceso de “alteridad”, que llevado al extremo puede resultar en demonización. Demonizar es un enemigo lejano de la compasión fiera.

Thich Nhat Hanh (2001) escribió en su hermoso poema, “Por favor, llamadme por mis verdaderos nombres”:

Soy el niño en Uganda, todo piel y huesos,

con piernas tan delgadas como cañas de bambú.

Y soy el comerciante sin escrúpulos,

que vende armas letales a Uganda.

Nuestro sentido de humanidad compartida debe ser muy profundo para no demonizar a un traficante de armas cuyas acciones causan la destrucción de seres inocentes. Sin embargo, los desafíos para la humanidad compartida surgen todos los días cuando ponemos las noticias y escuchamos las palabras y acciones de personas del otro lado del espectro político. Cuan fácil es indignarse moralmente y demonizar a nuestros oponentes. Por el contrario, la conciencia de la humanidad compartida reconoce nuestras diferencias al tiempo que recuerda que todos siguen siendo seres humanos, “tal como yo” (Jinpa, 2015).

3. HOSTILIDAD (VERSUS BONDAD)

En la compasión yang, la amabilidad resulta evidente cuando protegemos, cubrimos necesidades y motivamos a los demás. Lo opuesto al cuidado y la bondad es la hostilidad, el tercer enemigo lejano de la compasión fiera. El desafío de la compasión yang es ser contundente y decir “¡No!”, poniendo límites seguros sin desarrollar una actitud hostil. El proceso de demonización descrito anteriormente es en realidad una combinación de alteridad y hostilidad.

La hostilidad a menudo se asocia con la emoción del enfado, y el enfado es una emoción humana natural que todos necesitamos para sobrevivir. La emoción de enfado también es una clara señal de que hay peligro físico o emocional para nosotros o para otros estamos. Esta es la razón por la cual las personas en lados opuestos del espectro político se enojan tanto. Se sienten amenazados.

Para discernir si hemos puesto nuestro enfado al servicio de la compasión, podemos preguntarnos si estamos enojados por la injusticia o si nos sentimos hostiles hacia una persona. La acción compasiva siempre perdona a la persona y se enfoca en el problema. Podemos llegar a amar a nuestros enemigos. Una metáfora útil es un maestro de artes marciales, quien tiene ecuanimidad por dentro y es un guerrero por fuera. En nuestro clima actual de polarización política, es especialmente importante no dejarse llevar por el contagio de la hostilidad hacia personas específicas, incluso mientras luchamos por mejorar nuestro gobierno y nuestra convivencia.

ENEMIGOS CERCANOS DE LA COMPASIÓN FIERA

¿Cuáles son los enemigos cercanos de la compasión fiera? ¿Qué cualidades mentales son muy similares a la compasión fiera pero en realidad la socavan? Una vez más, consideremos a los enemigos cercanos en relación con los tres componentes de la compasión.

1. COMPLACENCIA (VERSUS MINDFULNESS)

En los textos budistas antiguos, la atención plena o mindfulness está estrechamente relacionada con la ecuanimidad. La ecuanimidad es conciencia equilibrada. Sin embargo, el esfuerzo por mantener una conciencia equilibrada a veces puede conducir a la inacción frente a la injusticia. La complacencia es un enemigo cercano de mindfulness y, por lo tanto, de la compasión fiera. Un ejemplo es cuando decimos que “ambas partes tienen la culpa” y luego no hacer nada cuando un grupo claramente está dañando a otro. Del mismo modo, cuando no estamos trabajando activamente para desmantelar las estructuras sociales racistas, como la desigualdad en la atención médica, la educación o los derechos de voto, entonces las estamos apoyando sin saberlo a través de nuestra aquiescencia. La compasión fiera implica que estamos dispuestos a actuar para desmantelar los sistemas de injusticia a medida que aparecen en nuestras vidas.

2. UNIFORMIDAD (VERSUS HUMANIDAD COMPARTIDA)

Una interpretación común de la humanidad compartida es que todos somos “uno”. Esto puede ser cierto a nivel absoluto, pero a nivel de experiencia vivida, cada uno de nosotros está sujeto a diferentes causas y condiciones. Lo que más tenemos en común es que todos somos diferentes. Algunas personas dicen: "¿No podemos simplemente dejar de hablar de nuestras diferencias y centrarnos en el hecho de que todos somos seres humanos?" Esta es la suposición de igualdad y es un enemigo cercano de la humanidad compartida porque ignora y margina las experiencias de los demás. La compasión fiera incluye el coraje de tener conversaciones difíciles sobre nuestras diferencias basadas en raza, etnia, capacidad, género, orientación sexual y una multitud de otras identidades.

3. LÁSTIMA (VERSUS BONDAD)

El tercer componente de la compasión, la bondad, implica que vemos a los demás como iguales. Por el contrario, un enemigo cercano de la bondad es la pena o lástima. Cuando alguien nos da pena implica que le estamos despreciando y que le vemos como diferente a nosotros. La lástima devalúa sutilmente a la otra persona. En el movimiento de justicia racial, las minorías privadas de sus derechos no quieren recibir lástima; están pidiendo igualdad. La lástima surge cuando aquellos con privilegios sociales no pueden o no quieren dejar que sus corazones se rompan por el sufrimiento de otros en nuestra sociedad. Este tipo de entumecimiento emocional hace que las personas se sientan separadas y conduce a la lástima. En cambio, abrirnos al propio dolor nos abre al dolor de los demás y nos motiva a trabajar juntos por un mundo mejor.

UN TEST

Cuando experimentes una injusticia, personal o social, puedes hacerte las siguientes preguntas:

Enemigos lejanos:

  1.      “¿Estoy controlado por mi enfado?” (reactividad emocional)

  2.      “¿Me siento moralmente superior?” (demonizar)

  3.      “¿Quiero que mi adversario sufra?” (hostilidad)

Enemigos cercanos:

  1.      “¿Estoy dispuesto a tomar las medidas necesarias?” (no complacencia)

  2.      “¿Tengo curiosidad por la experiencia de los demás?” (no uniformidad)

  3.      “¿Estoy dispuesto a sentir el dolor de los demás como propio?” (sin lástima)

Si respondiste "no" a las primeras tres preguntas y "sí" a las siguientes tres preguntas, probablemente te encuentres ya en un estado de compasión fiera.

REALIZANDO ACCIONES SABIAS Y COMPASIVAS

Los practicantes de la compasión inevitablemente preguntan: "¿Qué acciones específicas debo realizar?" para hacer frente a la injusticia en sus vidas. Para responder a esa pregunta, la compasión no es suficiente. Necesitamos sabiduría. La sabiduría puede definirse como la comprensión de la complejidad de una situación dada y la capacidad de ver el camino de uno mismo. Otra definición de sabiduría es reconocer las consecuencias a corto y largo plazo de una acción y elegir el curso de la acción que produzca el mayor beneficio a largo plazo.

Cultivar las cualidades de mindfulness, humanidad compartida y bondad es una buena base para la acción compasiva, y cuando agregamos una medida de sabiduría, seguramente podemos cambiar el mundo a mejor.

Luis Gregoris